RappiCard: el compa buena onda de las tarjetas de crédito
¿Harto de las tarjetas que te cobran por respirar? La RappiCard te echa la mano sin cobrar anualidad, te da cashback y vive en tu cel. Aquí te cuento todo, sin rodeos.
A ver, seamos sinceros: la mayoría de las tarjetas son como esos tíos que te saludan sonriendo pero ya traen la factura escondida bajo el brazo. Te dan crédito, sí, pero ¡zas! Anualidades, comisiones, cargos escondidos… uf. Por eso cuando apareció la RappiCard, muchos dijimos: “¡Por fin una que no viene con truco!”
Esta tarjeta es como ese amigo alivianado que siempre está, no exige mucho, te presta lana y encima, ¡te devuelve tantito! ¿Mágico? No, real.
¿Qué onda con esta tarjetita?
Te lo digo sin rollos: la RappiCard llegó a patear el tablero. Cero anualidad, cashback por tus compras, atención al cliente por Whats, y todo digitalito. Como quien dice, una tarjeta sin corbata, sin burocracia, sin drama.
Sin anualidad ni letra chiquita
¿Te suena el clásico: “no cobramos anualidad el primer año”? Pues aquí no aplica. Esta no cobra ni hoy ni mañana. Es gratis y punto. Como debería ser.
Te devuelve varo con cada compra
Literal. Compras y ¡pum!, te cae cashback. Dependiendo de dónde la uses, te da:
- 1% en cualquier parte.
- 2% si compras en Rappi.
- Hasta 5% en promos especiales.
Es como si cada vez que pagaras, la tarjeta te diera un “¡gracias, compa!” con moneditas incluidas.
Todo está en tu celular
La app de Rappi es tu centro de mando. Desde ahí controlas todo: ves tus movimientos, pagas la tarjeta, la congelas si se pone intensa, y hasta pides más crédito si se te va la mano. Sin filas, sin llamadas eternas, sin papeles.
Atención al cliente con emoji y todo
Si algo se atora, no tienes que marcar a un 01-800 ni esperar que una voz robótica te diga que “todos nuestros agentes están ocupados”. Aquí te atienden por WhatsApp. Así, directo, de compas.
Diseño que parece de película
La tarjeta física parece salida de una serie futurista: toda negra, sin números ni nombre. Misteriosa, elegante, como una espía con chip. Nadie sabrá cuánto tienes… pero todos querrán una igual.
¿Y cómo la consigo?
Fácil, facilito. Solo necesitas:
- Tener cuenta en Rappi (obvio).
- Subir tu INE y datos.
- Ser mayor de edad y vivir en México.
- Pasar revisión crediticia (sí, checan tu historial, no es magia).
Si todo va bien, la versión digital te llega al instante. Y la física, pues se toma su tiempo, pero llega. Como las cosas buenas.
Cositas a tomar en cuenta
Sí, sí, todo suena chido, pero no todo es miel con cashback:
- Las promos varían y no duran para siempre.
- Si tu historial anda medio feíto, igual no te la aprueban.
- Necesitas la app de Rappi bien actualizada y un cel que no sea de la prehistoria.
¿Entonces, vale la pena o qué?
Mira, si eres de los que viven pegados al cel, piden todo por apps, odian las filas, detestan pagar de más y aparte quieren que les regresen varo por gastar… esta tarjeta es para ti. No es perfecta, pero sí es un cambio de aire en un mundo de tarjetas que ya huelen a naftalina.
Conclusión: una tarjeta que no se anda con rodeos
La RappiCard no te promete el cielo, pero sí te da lo justo sin cobrarte la vida por adelantado. Es ligera, rápida, moderna, y hasta coqueta. Te deja gastar sin culpa y te premia por hacerlo. En un mundo donde los bancos te hablan con corbata y contrato, ella llega en jeans, con emojis y una sonrisa. Y vaya que se agradece.
